Hoy es un buen día, de María
Constanza Cantúa ®
En el centro mismo,
en el mismo centro,
en donde Hermes
guarda la quietud,
y el remolino infernal
del quinto anillo
rodeándolo, pegoteándolo,
se hace mas ajustado,
más ceñido.
El bombeante abierto
de par en par,
una flor encarnada
manando néctar sin parar.
Hoy es un buen día para morir,
porque en la redimida
transformación,
y en cada foto de la película,
se hace más pequeña y rápida
los estereotipos estereofónicos
estenográficamente desordenados…
Todo pasó tan rápido ante
nuestro ojos.
La salida al mundo,
esa primigenia bocanada,
el llanto sin eco,
desarrollo y la madurez,
y un buen día,
tu vida-día transcurrió
en una chorrera desalineada
de espejos rotos.
Miles de añicos
se separan y se vuelven juntar
en relojes derretidos de
tiempo.
Un ciclo termina en la matriz
seca,
apretada,
llegando a su ineludible fin.
Y es la hora en que no deseo
pero si añoro,
que un balance anacrónico
subraye nuestros anhelos.
Hoy es un buen día para morir,
y en el fenecer de mi crepúsculo,
sobreviene el renacimiento
de lo insospechado,
impensado e inédito.
Dos testigos de un linaje,
dos en la perpetuidad
de Rh positivo.
En el nuevo horizonte
de la última frontera
de mi escueta existencia.
Hoy es un buen día para morir
y darle paso al núcleo,
al primer impulso eléctrico
a la nada, a la bondad, al
discernimiento,
en que mi vida, tu vida
no fueron en vano.
Hoy es un buen día para morir,
alarse y en el alba renacer.
Perdonar mis avatares,
Perdonar tus eras pasadas y
venideras.
Un arco iris se abre en la bóveda,
al final, solo al final
enceguecedor de color,
estás tú.
PS, 25 de Mayo, día de la
Revolución, la Revolución de mi corazón.
María Constanza Cantúa ®
