Y el calor,
calor del bosque
y su humedad en nuestros pies descalzos.
Vapor manando de la tierra,
hojas amontonadas
en tentador camastro
y la soledad
rodeándonos,
solos, tu y yo.
Tu mano en mi mano,
mi mano en tu espalda,
tu presión, fuerte
y solo un hilo de sol
filtra entre las copas
rodeados de oscuridad.
La brizna lumínica
nos une por el medio,
un haz tibio recorre
tu mitad y mi mitad
fundiendo en justo punto
tu delirio y mi locura,
fundiendo grial y venablo
en oleaje dulce,
en escalones espasmódicos
mutado en tormenta salvaje.
Tu ansia, mi deseo,
tu rocío perlando mi vientre,
mi alba dorando tu cadera.
Un solo movimiento
y un solo relámpago
en embates de peso perfecto.
Dos almas encastradas
ardiendo hasta morir
y la garúa con alivio
y desesperación
nos envuelve aun más,
ya nada desune, nada,
mas,…mas gotas, mas…
María Constanza Cantúa ®
Fever