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martes, 26 de abril de 2011

Mi Amor NO y ES.

Mi amor NO y ES.                   por Maria Constanza Cantúa 26 de abril 2011

Mi amor no tiene forma.
Mi amor es él, él…
Mi amor me acaricia la cabeza.
Mi cabeza reivindica las caricias de mi amor.
Mi amor no es benévolo ni lánguido ni derrengado.
Mi amor es pasional, es tuétano, es entraña y célula madre.
Mi amor es triste, esa tristeza embadurnada de alegría,
Mi amor es esa alegría embetunada de tristeza.
Mi amor es melancólico, nostálgico,
Mi amor lo  pone mustio la injusticia y el desamor.
Mi amor no es sabio.
Mi amor tiene pericia e inteligencia en el oficio de la sensibilidad.
Mi amor no es educado, es maleducado, gamberro.
Mi amor en su malcriadez desparrama ternura liada.
Mi amor no es simple
Mi amor es complejo, taciturno, pensativo.
Mi amor en su ensoñación absorta, latiguea lenguas de miel.
Mi amor es preocupado, ocupado con amores al mismo tiempo.
M amor instala la prodigalidad en las manos y en el corazón.
Mi amor tiene manos que no le pertenecen.
Mi amor con manos de alma de seda desgarrada, lastimada.
Mi amor con manos trucadas en tendones cortos y un poco estropeados.
Mi amor es invasivo, cruento, arremete, cuida.
Mi amor consagra su *habitar* en una bondad insolente, insolentemente apoderada.
Mi amor
posee,
libera,
no te habla,
te habla,
aconseja y aconseja…,
acaricia,
insulta,
exalta,
reprocha,
ama.
Mi amor no la tiene muy clara,
pero, quién la tiene?

María Constanza Cantúa ®

John Scofield , My Ideal

Luz por el Costado, Faro

Luz por el costado, Faro  Por María Constanza Cantúa 26 de abril 2011

Sigo con fotos.
La punta
La península
Accidente geográfico que me arroba,
un pedacito de continente caprichosamente libertino de la matriz
un apéndice que pertenece pero que no quiere pertenecer.
Promontorio de rocas y arena elevado apenas unos metros del mar.
Y allí,
en el Cenit,
en el lugar del observador,
está el Faro de Punta del Este.
Hay más bellos.
Hay más altos.
Hay más colosales
pero éste despide luz por el costado,
en el lapso que me gusta,
ese de duendes crepusculares.
El sol retoza con el Faro.
Tengo la suerte del espectador con cámara.
Quisiera que ambos jugaran conmigo pero la cosa es entre ellos.
Persigo al sol, se esconde, se esconde detrás del Atalaya.
El foco grande, impertérrito, fijo, clavado y acuñado como Rhodas.
La luz.
La luz de la mitad, por el costado.
Siete haces de luces.
Siete mágicos para un lado
Siete mágicos ocultos detrás de la casa de Luz.
Luminescencia en las horas de las hadas en la mitad de la alzada,
quietud en el Cabo de la Baliza.
El sol aun divertido no se quiere ir,
los hilos transparentes de la espesa noche lo tironean en el horizonte para que enfríe su calor.
Quiere burlarse del tropel del Ocaso,
arraigarse y abrazar al Faro soberbiamente y,
mostrar a la foto siete haces,
siete mágicos.
Siete veces siete tengo que mirar para ver que son siete y están por el costado del cuerpo del Cíclope,
a mitad de camino,
a mitad de recorrido de Luz eterna del navegante, ahí mismo.
Los dos ostentan fascinación, electricidad, sugestión hiperestésica de Narciso.
Mi dedo sin orden cerebral solo espolea y espolea, dispara y dispara fotos.
Sólo queda el Atalaya.
Sólo queda el Atalaya apagado, pronto a rumbear su giro infinito.
Es el crepúsculo,
tiempo de elfos e imaginación frondosa.
Permanece la sombra y opacidad de siete haces, siete mágicos y en su magia y latido le dan vida a una simple foto de una bella“Entre Luces” tarde de otoño en el Faro del Este.
Faro en mí ya afincado,
haciendo guiñadas perennes de Luz en el ápice y en la mitad,
por la mitad del recorrido,
justo antes de ponerse a trabajar.
Ya trabaja,
ya gira,
da vueltas e ilumina al inmenso y agradecido Mar.
Antes, un poco antes me regaló,
me agasajó con su Luz por el Costado.
Námaste.

María Constanza Cantúa ®

Nick Cave , Bring it on