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viernes, 4 de febrero de 2011

AÑORAR

AÑORAR de Maria Constanza Cantua, el Viernes, 04 de febrero de 2011 a las 22:36
Añorar

Añorar

No estoy en mi casa.
Estoy escribiendo en mi pequeño cuaderno esperando algo en algún lugar de Buenos Aires. Esperar.
Añorar.
Suena a soñar, durmiendo el sueño de dormir en el sueño de la añoranza.
Será extrañar con dolor?
Será extrañar con amor?
Será una mezcla de los dos?
Se puede añorar algo que nunca se tuvo?
Quizás una imagen, una ilusión, pero si no se lo tuvo, la palabra no creo que sea añorar, sin embargo añoro.
Añorar mi raíz.
Añorar carcajadas.
Añorar palabras suaves.
Suavidad de añoranza.
Suavidad que se mueve en mi añorar en piezas de puzzle tratando de encajar, tratando de adecuar en los huecos, vacíos, agujeros, esos que mutan, que se corren de lugar.
Mi añoranza rellena el alveolo, la matriz, la solución de continuidad, ese espacio virtual que se torna real, verdadero.
No es tristeza.
Es un triste derramamiento de añoros.
Los levanto como gotas de rocío.
Rocío que perlara mi frente incandescente y capilarizará nuevamente en mí para cumplir con este ciclo casi, casi vital.
Añorar no es malo.
No es soñar despierto.
Será añorar, lo mágico?
Mágicamente sutil en deseo de algo?
Quizás de aquello que fui?
Seré aún?
Como soy, soy con un velo en los ojos y mis nervios ópticos tironeados que desvirtúan mi visión.
Ver bien
Ver muy bien.
Verte muy bien.
El velo develará la añoranza de mis ojos.
Mis ojos serán un espejo, con máculas, pero un espejo donde reflejarme.
Inmaculada es mi añoranza.
Mis ojos verán royendo el velado lienzo.
Creo darme cuenta.
Darme cuenta.
Creo.
Debo creer.
Quiero creer.
Algo me dijo, cree.
Ya creo.
Hay que.

María Constanza Cantúa ®


The Weary Kind de Ryan Bingham

El Muelle Mailhos y Arcones

                                                                                Mi Hija y yo en Maihlos
El Muelle Mailhos y Arcones de Maria Constanza Cantua, el Viernes, 04 de febrero de 2011 a las 2:42


El Muelle Mailhos y Arcones



El muelle Mailhos.
Aún soporta mi presencia la playa en la que mas he estado.
Aún nos toleramos.
Será la palabra tolerar?
Creo que no.
El muelle es seguramente un amigo.
Los amigos no se toleran, se quieren y diría que en muchísimas ocasiones casi incondicionalmente.
Sí, nos queremos. Sí, somos amigos.
La quiero a esta playa diminuta que me ofrece torrentes de paisajes y coloridos personajes de antes, de siempre, de ahora.
Veleros surcando la pacífica bahía de La Mansa.
La muy quieta e impertérrita Isla Gorriti.
El puerto, un tanto moderno a estas alturas de la modernidad pero duermen silenciosos barcos en él. Suficiente para adorarlo.
El sol sempiternamente en el poniente.
Rocas cascadas por gente que va y viene, aguantando el paso paseante de los bañistas y del tiempo.
Interminables zambullidas a un mar verde frondoso, con fondo invisible en su mismísima transparencia, amigable y lleno de vaivenes de olas lejanas que terminan su recorrido en el viejo muelle.
Ese vaivén de las ondas marinas, ondas humedecidas por el Atlántico…, esas que hidratan, que humidifican, que carga de vida a las células de la piel resecadas por el fuerte muellecito.
Cada salto al agua es renacer.
Cómo dije yo que nos tolerábamos?
Nos amamos.
Nos recordamos.
Nos reconocemos.
Nos fundimos.
Rememora las conversaciones de mi vida sepultadas en la arena.
Están una a una en un arcón.
Desenterrando, cavando me recuerda en cada uno la historia de mi niñez, adolescencia, juventud y madurez.
Siempre vuelvo.
Imantada.
Inercia propia en mis piernas me llevan, me arrastran, no pienso, ya estoy ahí.
Un amor idealizado?
Vuelvo, vuelvo a poner un arcón más.
Este último más superficial en la arena que los otros, es el último.
Este último en soledad.
Arcón lleno de pensamientos, reflexiones, tristezas y sueños.
Ya la arena los tapa, los tapo.
Ya baja el sol, silba el fuego en el horizonte.
Ya el brillo diamantino del mar me relaja.
Ya guardé mis pensamientos en este chiquito, amigo, fiel e incondicional muelle.
Reconfortante es sentir que estará siempre.
Yo no.
El durará siempre, yo no pero dejo arcones escondidos en sus arenas del tiempo.
Para siempre.


María Constanza Cantúa ®Chasing Pirates de Norah Jones, gracias P. Drexler!