.de María Constanza Cantua, el Lunes, 24 de enero de 2011 a las 11:14. Locura Eucalíptica
LOCURA EUCALIPTICA
No es un árbol aborigen.
Aborígenes hay pocos.
Este parece aborigen, hay tantos!
Es la tierra ideal para que crezcan, creo.
Se vienen.
Se vienen rápidamente.
Crecen mas rápido que un crío.
Un bosque de eucaliptos en danza de eucaliptos.
Eucaliptos danzantes, flojos, lánguidos.
Follaje tupido, alto, altísimo rascan el cielo.
Las ramas emiten sonido, crujen, hablan, se mezclan entre si, se pelean y se amigan.
Silba un viento suave entre sus hojas.
Hace de megáfono sin querer, pero quiere.
Megáfono de las vibraciones de este conjunto apretado.
Lleva y trae cuentos entre ellos, cuentos centenarios.
Lluvia de hojas, la brisa las lleva locas de aquí para allá, de allá para aquí.
Lluvia de pequeños frutos ricamente perfumados pero estos caen sin flotar, van como meteoros en línea recta al suelo isleño de estos gigantes de otras tierras pero en mis tierras.
En el suelo humus, humedad, hojas y un pequeñísimo calor manando del mismo.
Es una cama perfecta, es una cuna perfumada por la madre naturaleza.
El cielo esta cerrado, gris, oscuro, mas oscuro, relámpagos apuñalando el follaje.
Viento enloquecido y ensordecedor.
Las ramas flacas y elásticas vuelcan en forma no creíble. Increíble.
Trasciende tu miedo atavico.
Trasciende tu alegría atavica.
Atavicamente desenlaza en alegría.
El concepto colectivo nos brinda atavica y eucalipticamente alegría.
Es indefinido, es un viaje al comienzo.
No pertenecemos al presente.
Pasado.
Origen.
Inicio.
Lo primero.
Big Bang.
Sin conocimiento.
Sin dolor.
Sin miedo.
Mirar sin parpadear hasta que hagan agua los ojos.
Ojos llenos de eucaliptos.
Ojos llenos de aroma eucaliptico.
Amaina el viento.
Que no amaine.
No perderte de nada.
Ni siquiera de admirar y mirar mirando fuerte un simple, precioso, lejano bosque de eucaliptos,...como tantos.
LOCURA EUCALIPTICA
No es un árbol aborigen.
Aborígenes hay pocos.
Este parece aborigen, hay tantos!
Es la tierra ideal para que crezcan, creo.
Se vienen.
Se vienen rápidamente.
Crecen mas rápido que un crío.
Un bosque de eucaliptos en danza de eucaliptos.
Eucaliptos danzantes, flojos, lánguidos.
Follaje tupido, alto, altísimo rascan el cielo.
Las ramas emiten sonido, crujen, hablan, se mezclan entre si, se pelean y se amigan.
Silba un viento suave entre sus hojas.
Hace de megáfono sin querer, pero quiere.
Megáfono de las vibraciones de este conjunto apretado.
Lleva y trae cuentos entre ellos, cuentos centenarios.
Lluvia de hojas, la brisa las lleva locas de aquí para allá, de allá para aquí.
Lluvia de pequeños frutos ricamente perfumados pero estos caen sin flotar, van como meteoros en línea recta al suelo isleño de estos gigantes de otras tierras pero en mis tierras.
En el suelo humus, humedad, hojas y un pequeñísimo calor manando del mismo.
Es una cama perfecta, es una cuna perfumada por la madre naturaleza.
El cielo esta cerrado, gris, oscuro, mas oscuro, relámpagos apuñalando el follaje.
Viento enloquecido y ensordecedor.
Las ramas flacas y elásticas vuelcan en forma no creíble. Increíble.
Trasciende tu miedo atavico.
Trasciende tu alegría atavica.
Atavicamente desenlaza en alegría.
El concepto colectivo nos brinda atavica y eucalipticamente alegría.
Es indefinido, es un viaje al comienzo.
No pertenecemos al presente.
Pasado.
Origen.
Inicio.
Lo primero.
Big Bang.
Sin conocimiento.
Sin dolor.
Sin miedo.
Mirar sin parpadear hasta que hagan agua los ojos.
Ojos llenos de eucaliptos.
Ojos llenos de aroma eucaliptico.
Amaina el viento.
Que no amaine.
No perderte de nada.
Ni siquiera de admirar y mirar mirando fuerte un simple, precioso, lejano bosque de eucaliptos,...como tantos.
María Constnza Cantúa ®
Bolero de Ravel de Maurice Ravel
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| Ida Rubinstein, bailarina, el bolero fue pensado para ella. |
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